AMAS DE CASA Y OBESIDAD
Los trastornos relacionados con la obesidad se pueden clasificar en físicos y psicológicos, que están íntimamente ligados unos a otros. Tanto es así, que dentro de los objetivos terapéuticos se debe incluir el tratamiento de ambos. Las amas de casa son un grupo que presenta un mayor riesgo de trastornos, especialmente de la conducta alimentaria, que otros grupos de pacientes obesos. El tratamiento médico y la mejoría del entorno del ama de casa son fundamentales para la solución de este problema.
La obesidad es una enfermedad crónica que comporta numerosas alteraciones orgánicas, tanto físicas como psicológicas. Desde el punto de vista físico y en líneas generales, se asocia frecuentemente con hipertensión arterial, elevación de los lípidos (colesterol, triglicéridos, etc.) y del azúcar en sangre predisponiendo a la diabetes, aumenta el riesgo de padecer enfermedades vasculares, tanto del corazón como de las arterias y la circulación periférica y está relacionada con manifestaciones respiratorias, en el sentido de fatiga y sensación de falta de aire, especialmente en relación a los esfuerzos, y con molestias en huesos, articulaciones y músculos. Puede decirse, por tanto, que practicamente afecta a todo el organismo.
Evidentemente, todas estas alteraciones o molestias son más o menos graves en función del sobrepeso que tenga una persona en concreto y de la existencia o no de otras enfermedades crónicas que pueda padecer esa persona.
Pero la obesidad también se relaciona con alteraciones de la esfera psicológica, fundamentalmente con alteración de los hábitos alimentarios, distorsión de la percepción de la propia imagen corporal, incremento de la ansiedad, angustia y depresión e incluso trastornos de la conducta, en situaciones más graves.
Aunque pudiera parecer que las alteraciones físicas y los trastornos psicológicos pueden separarse facilmente, no es así, puesto que molestias físicas ayudan en gran medida a no sentirse bien y viceversa y en muchas ocasiones es preciso un tratamiento combinado o conjunto de todos los síntomas y manifestaciones presentes en cada persona. Esto quiere decir que cualquier decisión terapéutica que se tome tiene que contemplar al paciente en su conjunto, integralmente y además, que cada paciente es un individuo que precisa de atención y tratamiento individualizado.
Con estas premisas vamos a intentar desarrollar algo más profundamente algunos de estos temas relacionados con las manifestaciones psicológicas relacionadas con la obesidad.
Amas de Casa y Obesidad
El aumento del peso corporal sería la definición más simplista de la obesidad, pero es que la obesidad es precisamente eso, aumento del peso corporal. Las principales causas del desarrollo de obesidad son la sobrealimentación, una herencia genética predisponente y unos malos hábitos dietéticos adquiridos durante la vida de cada individuo y algunas enfermedades principalmente relacionadas con alteraciones hormonales como el hipotiroidismo, la disfunción de las glándulas suprarrenales, etc. Una o varias de estas causas pueden estar presentes en un individuo concreto. Sin embargo, el resultado final es siempre el mismo, aumento del peso. Si bien la obesidad está repartida en ambos sexos, hombre y mujeres no reaccionan o lo llevan de la misma forma y recientemente se está comprobando que hay grupos de riesgo para padecer estos trastornos y uno de estos grupos es el de las mujeres amas de casa.
¿Cuáles son las razones por las que las amas de casa tienen una mayor probabilidad de padecer obesidad y de presentar otros trastornos de la esfera psicológica?
Son varias y diferentes y no tienen por qué estar todas ellas presentes en la misma persona, pero fundamentalmente está la falta de una motivación laboral, porque el trabajo del ama de casa es uno de los más ingratos, repetitivos y menos estimulantes. Hay que hacer las camas, quitar el polvo, barrer, fregar, planchar, tender ropa, etc. y eso cada día, por obligación o necesidad y con poco o ningún reconocimiento social por ese trabajo, cuando esta tarea diaria es la base del buen funcionamiento de la familia y del hogar.
Además, aunque el trabajo de ama de casa llegue a ser cansado, lamentablemente gasta pocas calorías, más o menos como un trabajo sedentario de oficina. En esta situación existe un cierto tiempo libre disponible que en muchas ocasiones facilita que se pueda comer o "picar" alimentos que no son precisos y que al final conducen al aumento de peso. Si a esto se añade un estilo de vida que puede ser bastante monótono y no hay ningún estímulo para cuidar el aspecto físico, se puede entrar en una situación que permite un cierto abandono de la imagen corporal y con ello el relajamiento de hábitos y costumbres saludables con respecto a la alimentación, el aumento del consumo de alimentos ricos en calorías, y el aumento de peso.
Es evidente que no todas las amas de casa sufren esta situación y esta descripción parece bastante negativa y pesimista, pero en las consultas de obesidad se plantean a menudo estos temas. La mejor forma de plantearse este tema desde una posición más positiva sería contemplar la actividad del ama de casa como el trabajo importante que es, con valor propio, de motor del hogar, que puede mejorar la interrelación del ama de casa con su entorno familiar y social.
Situaciones Predisponentes
Hay situaciones en la vida de las amas de casa especialmente predisponentes de estas modificaciones de la conducta alimentaria como son el periodo después del embarazo y el parto y la época alrededor de la menopausia.
Después del embarazo y el parto y sobre todo cuando se da el pecho, los hábitos alimentarios se modifican y si no se tiene precaución, el aumento de peso es lo normal, ayudado por las modificaciones corporales propias del embarazo que no se normalizan en seguida sino que, en ocasiones, pueden pasar varios meses hasta que se consigue recuperar el estado previo al embarazo. Evidentemente, embarazos repetidos o muy seguidos ayudan a que este problema sea más complicado de resolver. Además, las necesidades de atención que exige un recién nacido, junto con el trabajo habitual del ama de casa, la posible existencia de una "depresión post-parto", pueden hacer que las propias necesidades de la madre queden relegadas a un segundo plano.
La época alrededor de la menopausia también supone una fuente de problemas y trastornos relacionados con la esfera psicológica fundamentalmente relacionados con el cese de la menstruación, que en algunas mujeres puede ser sentido como la pérdida de su condición femenina - lo cual no es cierto, evidentemente - así como la expresión psicológica de los trastornos propios de este periodo vital como pueden ser las sofocaciones, una cierta angustia relacionada con la nueva época que empieza en ese momento, etc., facilitan que cualquier alteración del entorno familiar se sienta como más grave. Y dado que ello suele coincidir más o menos con la marcha de alguno de los hijos de casa y la sensación de pérdida de los objetivos familiares por los que hasta ahora se había estado luchando, el mayor tiempo libre por no tener que cuidar a toda la familia, etc., facilitan aun más que puedan iniciarse trastornos leves de la conducta alimentaria.
Factores Agravantes
La falta de estímulos, el tiempo libre, el "picar", un cierto relajamiento sobre el interés por la imagen corporal, periodos de aumento de la ansiedad o de modificación de los hábitos alimentarios llevan a una situación en que algún kilo de más no se ve como algo a lo que hay que poner remedio, sino como algo que no tiene importancia y que es propio del paso del tiempo y se puede llegar a ceptar la situación. Si no se hace algo al respecto, se llega a tener que ir a comprar la ropa en establecimientos con "tallas especiales" o a tener que vestir de una manera que disimule esa obesidad, lo cual al mismo tiempo aumenta la ansiedad. Para reducir esta ansiedad en la mayoría de los casos se recurre al aumento de la ingesta de alimentos, generalmente ricos en calorías que conllevan un aumento del peso y esto se convierte en un círculo vicioso difícil de romper.
En muchas ocasiones, los fracasos en el intento de perder peso por cuenta propia añaden un sentimiento de frustación, de falta de voluntad, de desagrado consigo mismo, etc., que acaban obstruyendo cualquier posible salida de la situación. Estos sentimientos negativos y hasta cierto punto perjudiciales pueden agravar aún más los fenómenos de angustia y de alteraciones de la conducta alimentaria y ser la base de trastornos más complicados de solucionar. La mujer ama de casa que se ve envuelta en esta "tela de araña" es incapaz de salir por sus propios medios y sin ayuda, por lo que la consulta con el especialista es lo más indicado.
Consultar con el Especialista
El médico que trata la obesidad sabe que los factores psicológicos relacionados con la obesidad también son un objetivo del tratamiento y es quien mejor puede ayudar a cada una de las pacientes que consultan con él. Las bases de una aproximación terapéutica racional de esta situación son una mejora de los hábitos alimentarios, corrigiendo los erróneos o modificando de forma razonable la alimentación, asociando o no según convenga alguna medicación y unas cuantas dosis de psicoterapia. Todo ello, teniendo presente que cada paciente es un individuo con sus propias características pesonales y basado en una relación de confianza mutua entre médico y paciente, puede ser la mejor receta para solucionar el problema. Hay que huir de remedios milagrosos, recetas mágicas y demás charlatanismo que en la mayoría de los casos nadie sabe en qué consisten y que pueden ocasionar más trastornos que beneficios.
Es evidente que unos objetivos terapéuticos racionales para recuperar un peso aceptable, dentro de las posiblidades reales de cada caso, la instauración de unos hábitos alimentarios más sanos y el apoyo del entorno familiar y social de la paciente son requisitos importantes para conseguir la vuelta de la auto-estima y la auto-confianza que se ha perdido y la recuperación de una imagen corporal satisfactoria.